La transición del tercer año de la gestión universitaria en el CUCEA, al cuarto año de trabajo, está marcado por un contexto atípico, incierto y cambiante, pero que nos brindó la oportunidad inmejorable de utilizar los conocimientos generados por nuestra comunidad universitaria, para cambiar nuestro entorno y contribuir a la construcción de una mejor sociedad. Se trata, siguiendo al poeta Bonifaz Nuño, de “transformar el dolor en posibilidad de futuro; construir nuevos puentes y vasos comunicantes con los otros, que somos también Nosotros”.
Cuando asumimos la responsabilidad de estar al frente del CUCEA para el periodo 2022-2025, del cual ahora damos cuenta del primer año de ejercicio, lo visualizamos como un momento crucial para reflexionar sobre los cambios acontecidos en el panorama nacional e internacional y lo que logramos durante los tres años previos; para aprender de lo realizado y para retomar esos aprendizajes y orientarlos hacia la mejora institucional continua.
En ese sentido, consideramos que era pertinente reorientar las prioridades y sentar bases para un futuro con éxito. Esto significó diseñar e implementar cambios y mejoras que quedaron establecidos, descritos, sustentados y orientados en la Agenda Estratégica Participativa Rectoría CUCEA 2022-2025, instrumento de planificación, gestión estratégica y gobernanza institucional que nos permitió, como comunidad, identificar las prioridades y necesidades de nuestro Centro Universitario y trazar el rumbo para su implementación.
Cabe precisar que ello no significa la existencia de una contradicción, fractura o ruptura con lo planificado, diseñado e implementado con anterioridad. Por el contrario, somos conscientes de que cada instrumento de planeación implica que la comunidad universitaria se movilice; directivos, profesores y estudiantes transforman la práctica académica, la organización, el trabajo administrativo y el trabajo en el aula, para responder a dichos instrumentos.
La intención que se busca es mejorar lo mejorable y dar continuidad a aquello que haya surtido efectos positivos. Y, en su caso, realizar modificaciones o mejoras, a través de la evaluación y ajuste constante, para garantizar eficacia, eficiencia, efectividad y adaptación a las necesidades cambiantes de la realidad. Evidentemente, dichos ajustes tienen que realizarse de manera cuidadosa y sin interrumpir el proceso de implementación.
La continuidad, con argumento y sustentada, garantiza estabilidad y confianza institucional; permite capitalizar aprendizajes y experiencias acumuladas en el tiempo, y permite la participación de toda la comunidad y la transparencia en la toma de decisiones.
Esto es de gran relevancia dado que al pertenecer a uno de los centros universitarios más importantes de la Red Universitaria y de Jalisco, la planeación tiene que ser de largo aliento, pues las problemáticas en las cuales incidimos son estructurales y complejas y, si bien hay resultados de gestión en el corto y mediano plazo, los verdaderos impactos deben observarse también en el largo plazo.
Así pues, es momento de consolidar las capacidades institucionales del CUCEA con la intención de que nuestros modelos académico y pedagógico se distingan por su innovación y disrupción; de reformular la oferta de programas académicos con el fin de garantizar su pertinencia y capacidad de adaptación a las demandas y tendencias globales de la educación y del mercado laboral; de fomentar la investigación y la generación de conocimiento para producir mayor impacto social; de seguir contando con infraestructura física y tecnológica moderna y equipada que permita a la comunidad desarrollar sus habilidades y talentos en un ambiente innovador, adecuado y seguro, y de fortalecer la relación con los diversos sectores y la sociedad en general, para seguir formando parte de la cuádruple hélice y establecer alianzas y proyectos conjuntos que beneficien a la sociedad y aporten soluciones a los problemas reales que enfrenta nuestra región.
Pasaron casi dos años para que, el 21 de febrero de 2022, estudiantes, personal académico y administrativo retornamos plenamente a la presencialidad. Es necesario reconocer y agradecer profundamente a todas y todos los profesores, personal de servicios y administrativos que, en nuevo gesto de compromiso, de resiliencia y de alegría, diseñaron un sinfín de actividades para que nuestras y nuestros alumnos regresaran a clases y participaran en talleres y proyectos, que les devolvieran la motivación y el entusiasmo para continuar con sus estudios luego de que las condiciones, en algunos casos, pudieron haber sido adversas.
Estoy convencido de que uno de los aprendizajes que nos deja este regreso a las actividades presenciales y a las nuevas realidades, es la de mirar hacia los lados, y con sensibilidad, entender que solo a través de los esfuerzos en conjunto y con la ayuda de cada integrante de la sociedad, podemos lograr las grandes transformaciones. Ha quedado claro que las acciones aisladas, las motivadas por decisiones unilaterales, son anacrónicas a nuestra realidad, a la par que la conciencia colectiva ha puesto en evidencia, la existencia de las diversas condiciones de desventaja de millones de personas alrededor del mundo.
La toma de decisiones debe reorientarse, por tanto, hacia una visión que acerque los derechos a todas y todos los ciudadanos y donde las disposiciones se enfoquen en garantizar el acceso y acabar con la vulneración y la fragmentación social. No podemos dejar de reconocer que sexenio a sexenio estas han sido problemáticas que se han tratado de resolver desde diversos enfoques, la mayoría de ellos, lejos de una política pública que resuelva los desequilibrios estructurales y sistémicos, provocando, en consecuencia, un bucle que repite el estadio de la segregación social.
La etapa de reconstrucción educativa que comienza, es un catalizador de experiencias y una nueva oportunidad para continuar innovando con modelos académicos y pedagógicos disruptivos, así como en la creación de una pauta que permita la re inserción educativa y prevenga el abandono escolar.
Las instituciones de educación superior estamos llamadas a crear las condiciones idóneas para funcionar como un puente entre estudiantes y las posibilidades de la profesionalización y el consecuente desarrollo de las comunidades a las que pertenecemos. Esa es la parte de la esencia de la Universidad y es la vocación del CUCEA.
La Red Universitaria ha sido para Jalisco, un pilar fundamental para el desarrollo social y regional, ha sido la respuesta a la educación superior con mirada al compromiso social, a la innovación, a la cultura y al aprovechamiento eficiente de los recursos públicos disponibles y los conocimientos científicos generados.
Esa red que nos permitió desconcentrar y regionalizar la vida universitaria para llegar a cada pequeña localidad de nuestro estado, es un modelo que ha transitado de la mano de los ciudadanos, hacia nuevos estadios que nos han llevado a abatir las asimetrías e incentivar una mejor calidad de vida para las y los jaliscienses.
Una realidad que hoy, ante los tristes hechos que se posan sobre nuestra casa de estudios, merecidamente debemos reconocer como obra de una mente brillante, y adelantada a su tiempo, de un visionario como fue el Licenciado Raúl Padilla López, cuya obra queda manifiesta en cada uno de los jóvenes que no tuvo que migrar a Guadalajara para poder estudiar el bachillerato y la licenciatura. Ahí donde un joven obtuvo su título universitario y permaneció en su región para ayudarla a ser productiva, sabemos que la Red Universitaria cumplió con su misión.
Una visión que incorporó además a su quehacer sustantivo el Espíritu Cultural, que también ha permitido que niñas, niños, adolescentes, autores y creadores, puedan acceder al mundo de las artes. La democratización cultural y artística que ha sido impulsada por nuestra casa de estudios es un referente mundial y le ha valido innumerables premios y distinciones. Sin embargo, estoy seguro de que, la aportación más importante a esta labor sustantiva, ha sido la transformación social de nuestro Estado.
Esta es la universidad que todas y todos hemos construido y, hoy, estamos llamados a defenderla y a cuidarla. Si bien, vivimos momentos difíciles, no menos es cierto que debemos seguir por la ruta de la responsabilidad y cercanía con la sociedad, y, eso solo será posible si todas y todos actuamos de manera congruente con los ideales que han mantenido unida a esta gran manada. Hoy la Universidad de Guadalajara se encuentra fuerte y más unida que nunca y estoy seguro que el legado del licenciado Raúl Padilla López, perdurará por muchos años y que, el llamado es para que todas y todos, sigamos por la ruta de la consolidación de un modelo que transformó la educación la cultura en Jalisco y en México.
En mi calidad de Rector de CUCEA seguiré trabajando con todas mis fuerzas para que, desde nuestra responsabilidad en los distintos ámbitos, sigamos edificando a esta gran institución que el Lic. Padilla López se catapultó a los planos nacionales e internacionales.
El 2022 fue un año determinante para la humanidad. Superamos una de las pruebas más difíciles de la historia reciente al enfrentar a un enemigo invisible, temible y común para todas y para todos. Entramos, después de experimentar la “sangre, el trabajo, las lágrimas y el sudor” de los que habló Churchill en su famoso discurso de 1940, en un mundo postpandémico cuyo resultado es consecuencia de cómo miramos al contrincante y de cómo actuamos para contenerlo y mitigarlo.
En efecto, somos una generación resiliente que, con valor, con empeño y con determinación logró sobreponerse a la incertidumbre de una pandemia de proporciones globales que afectó nuestras vidas. Y somos una generación privilegiada gracias a la solidaridad humanitaria y global cuyo esfuerzo nos situó más cerca de la certeza, de la realidad del mundo y del nuevo camino que queda por construir y recorrer.
El escritor Carlos Fuentes señaló en alguna ocasión que “la Universidad une, no separa. Conoce y reconoce, no ignora ni olvida. En ella se da cita no sólo lo que ha sobrevivido, sino lo que está vivo o por nacer”. El CUCEA es eso y también es sinónimo de excelencia educativa, de compromiso con la sociedad, de investigación con impacto social, de desarrollo tecnológico e innovación; es un lugar para la construcción de una ciudadanía abierta, crítica y participativa con responsabilidad social.
Ello significa que hemos hecho nuestro el llamado de enfrentar los grandes retos y de trabajar siempre con pasión y entrega para multiplicar las oportunidades de bienestar y de desarrollo que tanto requerimos en nuestro Estado.
Estamos seguros de que lo lograremos, porque tenemos claro que Vivir el CUCEA es una experiencia transformadora en la vida de cualquier persona, dado que se refiere no sólo al acceso a conocimientos y habilidades, sino a explorar intereses y pasiones, a descubrir vocaciones y a desarrollar habilidades y talentos en diversas áreas que pensamos que no teníamos.
Es, también, un proyecto de vida para miles de jóvenes; es ser generadores de conocimiento; creadores de sentido; guardianes de la memoria y constructores de puentes hacia el porvenir.
Como universitarios no podemos darnos el lujo de no estar a la altura de las dimensiones que implica el reto de reconstruir nuestro entorno. Además, ante el asedio continuo de los dogmatismos actuales que asumen como única su postura, es urgente que preservemos la libertad de pensamiento crítico que caracteriza nuestras aulas y ser y seguir siendo conjunción de voces, de voluntades, de deseos y del reclamo de un Estado seguro, con justicia y dignidad para todas y todos.
Vivir el CUCEA, en ese sentido, es ser responsables socialmente y formarse como ciudadanos críticos y comprometidos con la comunidad; converger con personas con intereses y metas similares; favorecer el intercambio de ideas y la colaboración; crear espacios de diversidad y pluralismo, y promover la convivencia respetuosa y pacífica, así como la apertura a otras culturas y perspectivas.
Somos, finalmente, parte de una familia que nos acompaña en nuestra búsqueda constante de la perfección y que nos apoya en nuestros logros y fracasos. Tenemos la responsabilidad de trabajar arduamente para alcanzar nuestros objetivos, de ser críticos con nosotros mismos y con el mundo que nos rodea, y de utilizar nuestros conocimientos para hacer una diferencia positiva en nuestra comunidad y en el mundo en el que vivimos.
A continuación, presento ante el Honorable Consejo de Centro, a la comunidad de CUCEA y de la Universidad, así como a la sociedad en general, el Informe de Actividades del periodo comprendido entre 2022 y 2023, en el que se plantean a la vez algunos retos y desafíos con la firme convicción de seguir trabajando con toda la responsabilidad y compromiso institucional. Reconozco que los logros que hoy presentamos corresponden al trabajo comprometido de la comunidad académica y administrativa, quienes merecen todo mi reconocimiento y respeto.
Finalmente, agradezco a mi esposa e hijos su amor, paciencia y tolerancia, pero más aún su apoyo invaluable y su compañía en cada momento.
Luis Gustavo Padilla Montes
Rector del Centro Universitario
de Ciencias Económico Administrativas